Traducido del blog de Sara Dorman
Hay muchos chistes y bromas sobre las tensiones, separaciones y
divisiones entre los colectivos ciclistas, pero una de las cosas buenas
de estar involucrado con el colectivo “PEDAL” en el Parlamento británico ha sido
nuestro rechazo a reconocer esas divisiones. "Somos todos lo mismo",
hemos dicho, ciclistas y no ciclistas. Y nuestras concentraciones de
protesta han sido prueba de ello, con toda clase de personas en bicicletas y peatones participando.
Pero estoy llegando a ser cada vez más consciente de una divisoria que
amenaza nuestra reclamación de estar por encima de estas divisiones.
Había tratado de evitar escribir esto en el blog porque sé que va a
abrir tensiones con la gente cuya energía, compromiso y brillantez
admiro mucho.
Cada vez más, estoy escuchando en foros, blogs,
Twitter, y en reuniones, el argumento de que los ciclistas que
encuentran las calzadas demasiado peligrosas, deberían viajar por la
acera.
Lo he escuchado en diferentes contextos, y a menudo se
presenta como una alternativa razonable al peligro que para el uso de la
bicicleta como vehículo ha existido hasta hace poco. A veces se habla
como si fuera una forma de desobediencia civil, el rechazo público de
las duras normas impuestas a los ciclistas.
Pero también se oye
con un enfadado tono de justificación, sugiriendo que los ciclistas
tienen derecho a ese espacio. Esto se ve reforzado con que cuando se
introdujeron sanciones para los ciclistas que circulen por las aceras,
sólo se consideró que debía ser penalizado el ciclista "irresponsable".
Y, por último, el argumento tumbativo de que los ciclistas sólo son
responsables de una pequeña fracción de las muertes y lesiones graves de
los peatones.
Ahí es donde el argumento empieza a
desmoronarse. Los peatones entienden que los ciclistas se sienten
inseguros en las calzadas. Entienden la diferencia entre el ciclismo
imprudente y ciclismo cauteloso. Pero, aún así encuentran amenazante la
invasión de su espacio. Los ciclistas hablan mucho de la seguridad
subjetiva en estos días, pero ¿y la de los peatones?.
Y los más
vulnerables entre ellos, las personas mayores, personas con movilidad
reducida y los niños, son los que encuentran más intimidador que un
ciclista les adelante en la acera. El ciclista puede tener cuidado y ser
prudente, pero es igual que aquellas personas que dicen “es
inofensivo”, mientras que su perro no para de ladrarte, todo es
subjetivo.... Si tienes 80 años y como resultado de una caída tienes una
rotura de cadera , puede ser fatal. Por lo tanto, no sólo estamos
hablando de la sensación de perder libertad de movimiento, de salir
menos, sino de consecuencias graves para la salud.
La ironía es
que muchos de los mismos activistas rechazan el espacio compartido.
¿Cómo podemos decir que no queremos compartir espacio, y luego reclamar
las aceras como refugio, incluso temporalmente, o como una declaración
política?
Al invadir el espacio peatonal, estamos mostrando
nuestro desprecio por ellos, los peatones. Un ciclista, amable con los
peatones, me contó recientemente algo que ocurrió mientras esperaba en
una parada de autobús. Cuando el bus se detuvo, una familia pasaba en
bici por la acera, entre mi amigo y la puerta abierta del autobús ,
diciendo "perdón, perdón" a su paso. Por un lado, suena como que estaban
siendo considerados. Pero por otro, ¿por qué tienen que pasar
irrumpiendo por delante de el? Incluso con el educado “perdóneme” el
mensaje es “somos mas grandes y mas rápidos, déjenos pasar”; no
aceptamos esa actitud de los coches, ¿por qué pensamos que es correcto
para las bicicletas?
Tenemos la suerte de conocer a dos
parejas, amigos y vecinos, que son ciclistas de toda la vida. Ahora
tienen 70 y 90 años, ellos pedalearon cuando estaba de moda, y cuando
estaba totalmente fuera de moda, y se han ido a lugares y hecho cosas
en bicicleta que yo sólo puedo soñar, carreras, turismo, albergues
juveniles, desplazamientos, con la mayor parte de su vida social girando
en torno a las bicicletas también. Pero están horrorizados por lo
grotesco de los ciclistas de ahora, corriendo a través de los parques,
en los caminos de los canales, cruzando pasos de peatones .
Entienden que la mayoría de los ciclistas no se comportan de esa manera,
y que no deberíamos medir a todos por el mismo rasero, pero no ven que
los ciclistas les respeten a ellos ni a sus preferencias cuando no van
con sus bicicletas. Cuando la gente como ellos temen salir a pie a causa
de los ciclistas, algo estamos haciendo algo mal.
Si queremos
apoyar el turismo activo, si queremos a los peatones como aliados,
tenemos que tomar sus necesidades y preocupaciones más en serio. Y eso
no va a llevarse a cabo mediante la promoción de la bicicleta por la
acera, o citando estadísticas de la poca gente que matamos como cierta
justificación perversa para mantener su infraestructura como rehén
hasta que tengamos la nuestra propia.
Lo siento si esto suena a
reproche. Todos tenemos que tomar nuestras propias decisiones acerca de
cómo vamos en bici y por donde. Como la mayoría de nosotros, he
circulado por aceras aquí y allá, donde no me sentía seguro, donde las
infraestructuras no se conectaban, donde mi aparcamiento de la bici está
en el otro extremo de una calle adoquinada, pero voy a desmontar de mi
bicicleta cuando vaya por la acera a partir de ahora, en interés de la
solidaridad y la seguridad subjetiva de los peatones de todo tipo.
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